Miguel Florentin
Carta número 1
Carta Número uno
Hurgando en una antigua casona abandonada, tratando de ordenarla para un remate, busco cosas que ya no sirven en una especie de ático, un entrepiso.
Al mover un baúl de apariencia centenaria, se me rompe entre mis brazos la tapa debilitada por el tiempo, dejando a la luz cientos de cartas. Elijo para leer una que dice:
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Amada mía:
Desde que leí tu misiva, ya no soy el mismo.
No es así como se hacen las cartas.
Esto, en realidad no está ya permitido.
Me dices que me amas de una forma peligrosa.
Y lo que haces es, despellejar el alma
en una descripción tan elocuente que,
es, o debería ser, un pecado muy.... muy grave.
Fíjate que el alma de la que ama está hecha,
de columnas de cristal que sostienen,
a la desaparecida dignidad de los humanos.
Lo dije siempre.....siempre lo dije.
La dignidad desaparece y…
toma su lugar el amor puro.
Y cuando la sociedad te pide explicaciones
no sabes que mostrar de lo que queda.
Es: usurpación de los espacios.
El amor se instala en el espíritu
requiriendo de todos los rincones
y no entran ya ni las razones.
Es un golpe fuerte el de esta tarde,
pero un golpe agradable si es que existe.
Lo comparo tal vez con otro golpe,
aquel en donde caes, a mi lado,
sudorosa, sin recordar la hora ni tu nombre,
y rasguñando paredes ya no respiras,
o bueno, lo haces -que mentira-
pero aun respirando... te me mueres!!!!!