Miguel Florentin
Sensores
La ciencia hoy nos presenta
un artilugio tremendo,
que reacciona al movimiento
de todo cuanto se mueve,
y protege nuestros refugios
en los patios, en las azoteas
pasadizos, y corredores.
Apenas das cuatro pasos,
y se encienden siete luces.
Consistente en un sensor
que acusa los movimientos,
no pueden los malhechores
hurgar en la cosa ajena,
pues tan solo al caminar
se acusa ya su presencia.
Es pura tecnología
de estos tiempos tan modernos,
es un aparato increíble:
te delata si caminas,
te alumbra si tú te mueves.
Una noche de tristezas,
de soledad de jardines,
contemplábame a mi mismo
arropando mi orfandad
con tus fotos en blanco y negro.
Recuerdo bien esa noche
que llovía intensamente.
Mi corazón... no latía
desde que desapareciste,
y como yo había comprado
sensores para mi alma,
para por fin atrapar
a quien se roba mis recuerdos;
bastante antes del alba,
me encandilan los reflectores
en la parte más sensible
de aquel rincón de mi espíritu
donde guardo mis tesoros.
Al mirar atentamente
el motivo de la alarma,
veo incrédulo tu imagen,
¡iluminándome todo!
Y sin pensarlo dos veces
corro a tus brazos pequeña,
ayudado por mis queridos:
mis adorados sensores.