Miguel Florentin
Disimulando en un bar
Ahhh…Mujer ajena.
Maldito complejo de fantasma
eso de estar y no estar en tu vida.
________________________________________
Verte reír, conversar,
compartiendo mesa de bar
entre amigos ruidosos,
sin poder ya evitar,
que mi pie roce tu pierna.
Un detalle tan mundano
que me tiene como loco,
pues me guío por las señales
de tus ojos y una mano,
que ya, con el puño cerrado,
me indican que yo provoco
humedades instantáneas.
Efectos que narcotizan
y de tus suspiros causante,
el mismo que hace un instante
te hiciera reír con ganas.
Pero así es el romance de extraños:
la proximidad… te apasiona,
y el pirata te cautiva.
Como sé que me perdonas
si -como verás- cada año,
soy yo el que te hace daño,
ya que te invito un buen vino
y a la vez desaparezco.
Estoy en la mesa tuya
como extasiado, mirando.
Nadie ha de darse cuenta,
como cupido me tienta.
Como sonríes, ... conversas,
charlas ajenas, temas extraños,
pero allí, hacia un costado,
tu corazón ya no late a ritmo.
Lo escucho palpitar casi inhumano,
mirando allá, hacia su dueño,
pero...goteándome acá, en mi mano.
Por eso...........
Cuando pagaba la cuenta
y aprovechando el momento
en que todos se despiden,
me acerqué así, de repente,
para escuchar un susurro,
que de tus labios salían,
y en castizo idioma mío,
al oído me contaste:
"No es -una vez más- lo que quiero,
pues la verdad, yo prefiero,
en vez de minutos, meses......
Y aunque fueron pocos instantes,
la sinfónica ejecutaba
el amor de los amantes.
Ya no sé si te veré, es cierto.
Y justamente por eso
me apresuro al confesarte:
Al apoyar en mi asiento
como al descuido tu brazo,
Oh!!! esos roces en mi espalda,
causaron...yo te confieso,
incontenibles y extraños
rocíos bajo mi falda.