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Un canasto con fisuras

 

CANASTO CON FISURAS

Se me ocurre la tontería
de inventar, que la nostalgia,
-jubilada algarabía de antaño-,
es un canasto de mimbre,
del cual nuestros recuerdos
se nos caen, se deslizan cada año.

Entre ellos un buen día
se fue tu foto, tu mejor carta,
tu perfume, tu amor jurado.

Ayer, arrepentido de mi descuido,
volví la espalda en busca de los pedazos.
Aquellos trozos de historia romántica -perdidos-
retazos de mi corazón aún dolido,
tratando de beber de un solo sorbo
la hiel adherida a mi garganta
y la miel de tu ser, a mi piel pegada.

Pero era oscuro el entorno,
el ático, el sótano, aquel pasillo...
Caí dos veces en el negro horno,
alumbrado apenas con mi cigarrillo.

De repente, algo brilla en la distancia,
en el rincón más tenebroso, una luz nace.
Me acerco presuroso...cauteloso,
para ver tu rostro amada mía,
que se salía casi de una foto,
en donde tu sonrisa alegre, me decía:
ven a mí...no digas nada.

Que donde crees que todo ha terminado,
ahí... donde se muere el río,
es porque el mar… nace.
Es mi forma náutica de contarte
que nada, nada, nada-...está perdido.

 

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