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Tú  eres  la  reina

Como es que no veo
detrás de tu risa,
la fría cornisa
ni aquel precipicio
en que a menudo caigo.

Pues siempre te creo,
me fijo, me esmero,
y si lloras… lloro
y si ríes yo gozo,
pues crees que creo
que me amas mucho.

Y siempre que me miras
me embriago, me muero,
te acercas…me tocas.
Y entonces sucede:

Como la cera al sol,
mi resistencia cae,
se opaca, se derrite,
y a una orden tuya
soy solo un esclavo,
y en el latifundio
de nuestros cuerpos unidos,

sólo  tú... eres la reina.

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