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Miguel Florentin
Plaza de mi pueblo.
Un día de otoño
trepeme a un árbol
para ver de arriba
las riñas, los juegos.
Aquellas niñeras
que están distraídas.
Allá un jubilado,
más acá una fuente,
los canes, las aves,
y aquella pareja
de manos tomadas.
Un día de otoño
preguntele a mi árbol,
si de ti se acuerda,
si te había visto
en tiempos pasados,
y enseguida dijo:
observa mi cuerpo,
ahí en mi corteza
verás que ella un día,
filoso el cuchillo
y temblorosa mano
estampó tu nombre,
y grabó el de ella.
¡Como me preguntas
si yo la recuerdo!,
Si este amor de ustedes
que tú me mencionas,
me costó derrames
de preciosa sabia.
Tal que ya hoy día
no se si has sangrado,
pero a mi…-te digo-
me ha dolido mucho.
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